Se mira en el espejo y no se reconoce, dicen que ha perdido la fe en sí misma, que ya nada la sorprende como cuando era más pequeña. Sabe cuál debe ser su comportamiento, cuáles son las preguntas e incluso algunas de las respuestas; pero no entiende el por qué de ese vacío, siente que la falta algo que día tras día todas sus ilusiones se han ido desvaneciendo...
Cada día se levanta con una sonrisa dibujada en la cara, queriendo creer que ese día traerá algo especial, algo nuevo, algo que realmente le haga darse cuenta de que lo que hace tiene sentido, y, aunque al final del día todo siga exactamente igual, no la preocupa, ya se ha acostumbrado a esa sensación de calma permanente que ahora ocupa su día a día...
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